miércoles, 18 de junio de 2008

EL GOVERN DE TODOS


Ciento treinta conductores en nómina; servicio de taxis de lujo (Litoral Limousines) a pedir de boca; más de cuatro millones de Euros al año en vehículos de representación...

Esta manifestación de opulencia cortesana no forma parte de la Casa Real saudí ni mucho menos corresponde a alguna estrella de la pantalla. Tampoco tiene en su haber ningún disco de oro –siquiera de platino-. Semejante muestra de fastuosidad es nada más y nada menos que uno de los muchos destellos de poder que gasta el Gobierno. Perdón: el Govern, pues esas cifras corresponden a la Generalitat y su corte de fariseos que se hacen pasar por la crema de la progresía más altruista y filantrópica.

De esta manera, al tiempo que los tarambanas del Govern idean medidas para que los ciudadanos catalanes reduzcan el uso de automóvil, la plantilla de chóferes de la Generalitat no da abasto para satisfacer las necesidades y obligaciones de sus próceres. Entiéndase: almorzar en restaurantes cinco tenedores a cargo del presupuesto público tal como demostró Intereconomía que hacía Carod Rovira, donde el cubierto volaba sobre los cien euros; ir al gimnasio; realizar dos gestiones diarias o actos protocolarios...y todo ello –claro está- a sólo un chasquido de dedos para toda la pléyade de secretarios generales, consellers y demás cargos públicos, hasta completar los doscientos dos altos cargos que componen el Govern.

Sobra aclarar que semejante mojiganga la forma un gobierno –con minúsculas- que presume de estar a la izquierda de la izquierda y hallarse ética y moralmente a años luz del resto. Claro, para eso son los prebostes de la honestidad y saben bien lo que es predicar con el ejemplo...

No contentos con sus emolumentos, que van desde los 169.446,78 euros brutos anuales del President, José Montilla, a los 87.596,86 euros de un director general, centralizan la gestión de los vehículos de representación creando para ello la Subdirecció General de Gestió del Servei de Vehicles, dependiente de la Direcció General de Patrimoni, adscrita a su vez al Departament d’Economia. Lo que viene a ser lo mismo: engordar el aparato autonómico y administrativo, aumentando por lógica matemática la cantidad de bienes económicos precisos para satisfacer dicho servicio. Obviamente, siempre les quedará Madrid para implorar más millones de euros ya que, claro está, para eso sufren el castigo diario de España a cargo de la política presupuestaria.

Para más deleite y goce de los Carods, Puigs y compañía, el Estado del Bienestar, con la colaboración especial –y estelar- de la Sra. Redistribución de la Riqueza, les pone a sus pies vehículos de alta gama, como Audi para consellers y secretarios generales, y Volkswagen Passat para el resto de altos cargos. Nada de bañarse en oropeles. Lo suyo va en serio.

Ya se sabe: EI hombre [progre] es un sabio pescador que tira la red al mar y la saca llena de pececillos, pero ve entre ellos un enorme y sabroso pescado, y entonces arroja al mar las piezas pequeñas y se queda con la grande.

Suma y sigue...

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