miércoles, 10 de febrero de 2010

EL PEQUEÑO BUDA LEONÉS

No cuesta imaginar a Zapatero noche tras noche mirando su córvida jeta frente al espejo de mano lustrando sus virtudes narcisistas en un conato de Blancanieves. Espejito, espejito, ¿quién es la más bella del Reino? A lo que el espejo, en pleno estado de ebullición ante tanta trola, le soltará de un zurriagazo las portadas de los diarios nacionales como respuesta. Y es que, entre toda la fauna mayor y menor del Reino, Zapatero no es sólo la más fea, sino también la más torpe y ridícula. Y la más mentirosa. Tanto que incluso sus propios heraldos y cortesanos le imploran de rodillas un mínimo de decoro. Por Castilla-La Mancha se ha podido oír el graznido de un tal Barreda pidiendo un cambio de Gobierno. Las aguas ya no suenan como un arrullo antes de dormir. Suenan salvajes, como si se hubiesen abierto de par en par los portones de la presa mayor del pantano. El dramaturgo y psicólogo Alonso De Santos ha dicho que Zapatero es un alucinado. El Financial Times lo llama paranoico. El diario The Economist, por su parte, corrió una suerte de Cicerón atizando a Catilina -¿hasta cuándo seguirás abusando de nuestra paciencia?- recordándole que suena a chiste que Zapatero asesore a Europa en la recesión cuando tiene su propia casa patas arriba. Distintos eurodiputados le dieron una buena azotaina tras su primer discurso en el Parlamente Europeo después de pretender dar lecciones a los allí presentes con su palabrería almibarada de siempre, incluyendo cochecito eléctrico. Y mucho más: Solchaga, Felipe, Reverte, Leguina, Jordi Sevilla... Incluso la propia Guardia Civil y los sindicatos policiales. Todos los frentes andan abiertos. Como que a perro flaco todo son pulgas. En lo concreto de la gestión económica, ración doble. La firma estadounidense Standard & Poors incluyó una rebaja en su perspectiva de rating después de quitarnos la triple A, pasando de estable a negativa. De la misma guisa nos llegó el informe de Moody’s, según el cual España lidera el índice de miseria en un ranking en el que se computan los riesgos económicos y sociales derivados de los niveles de paro y déficit fiscal de dieciséis países. ¡Sapristi! Suma y sigue. Se le hielan las migas de la mano a la boca

Y así, nuestro turiferario esparce la peste con su turibulo carcomido por tanta mugre por cada uno de los rincones de España, dejando un rastro de más de cuatro millones de parados y una Nación desvencijada. Sin embargo, más fácil será ver a Gala panegirizar a Bush que a Zapatero entonar un Mea Culpa. Cosas del endiosamiento. Es eso lo que hace especialmente particular y peligroso a nuestro Salvador. Un hombre que, como escribiesen Isabel Durán y Carlos Dávila en su libro La gran revancha, se tiene en tan alta estima que fue capaz de declamar en una de sus clases que, una vez abandone la vida política, contará algunas grandes verdades de este mundo a sus alumnos. Así, tal cual. ¡El advenimiento Glorioso del Mesías! Cosas del delirio: creerse hortensia siendo cardo. Y es que nos encontramos con una persona devorada por el personaje. Un ser con más obsesiones que ideas. Un maestro en el arte de la tautología. Es sabido que la mentira forma parte de la sangre del político, pero creerse sus propias mentiras lo convierte en una epidemia. Nixon se creyó realmente todas sus paparruchadas cesaristas hasta que le cayeron las hostias a calderadas y tuvo que abandonar su trono áureo camino de su residencia de San Clemente con billete de ida. Y así, a chorros. La diferencia es que existen políticos que se envuelven en el satén de la arrogancia sirviéndose del mundo y mostrándose tal cual; pero, en cambio, Zapatero se esconde bajo esa máscara de saddhu indio descansando indolente bajo una higuera a orillas del Ganges, sin más ajuar que su escudilla de mendigo y la meditación vipassana como única arma. Y así, que nos meta decúbito prono la Alianza de Civilizaciones y todo el buenismo que nos quiera vender. Suerte que Gandhi anda criando malvas. De lo contrario, ya tendríamos a ZP haciendo kilómetros día sí y noche también camino de la India esperando que el bueno del Mahatma nos colara el Swadeshi hasta por la ventana. Y tratándose de un mentecato como Zapatero que, según dice, se deja asesorar incluso por su propia hija en cuestiones políticas, pues casi que colaría. Así nos luce el pelo. Y la cartilla. O lo poco que quede de ella.

Al menos la de las pobres hormiguitas a las que pisotea con sus patas de cervatillo, pues cartilla hay siempre de sobra para comprar el silencio de los sindicatos. Y es que no le duelen prendas multiplicar por lo que haga falta las ayudas a esta Hermandad de Bucaneros con patente de corso haciendo frenar la voluntad de los propios trabajadores inclusive, que, en muchos casos, prefieren aceptar una rebaja del sueldo a costa de no perder el empleo. Algo a lo que se oponen los filibusteros de la sopa boba. O agilizar el despido. Tanto monta. Una forma tan mezquina de comprar silencios y ser comprados que recuerda al dilema moral de las putas y los puteros. ¿Encontramos más rebajamiento moral en aquella mujer que hace mercancía de su propio cuerpo o en aquellos que la consumen? Sin embargo, el bueno de Zapatero se permite hacer sus Américas particulares junto a Obama en el Desayuno de la Oración para llevar a cabo una de sus astracanadas más sobresalientes de inmoralidad. Y es que fue de matrícula de honor su interpretación del bombero pirómano. Entre sus tantas perlas, brilló con especial fulgor aquella que hablaba de respetar los jornales de los trabajadores. Cosas veredes… Resulta paradójico que quien se encarga de esquilmar el pequeño bolsillo de los más desfavorecidos con una fiscalidad tortuosa como la de nuestro país, se dedique a dar lecciones de moral empresarial, cuando en el reino de los ladrones él es el cabecilla de la banda. Y nos hace de Robin Hood. O aquella otra de caer de hinojos ante la libertad cuando lo han cogido con el anteojo de Sitel mirando por la ventana de la vecina o exprimiendo como naranjas todas las referencias de libertad en el índice de Libertad Económica. O que hable del odio cuando ha sido él quien se ha encargado de levantar pústulas y exacerbar el odio en España con una Ley de la Memoria Histórica que barre y demoniza a lo que fue una mitad del país. O que se ponga la medalla de sheriff del oeste pidiendo actuar allá donde la libertad se vea amenazada a fin de garantizarla, cuando precisamente es Zapatero quien se ha convertido en la punta de lanza de los regímenes totalitarios de Latinoamérica más allá del continente. Así que, en lugar de haber leído un pasaje del Deuteronomio como el elegido, mejor haber citado las palabras de San Lucas que con cierta sandunguera recomendaba Dragó en su columna dos días antes de la puesta en escena de ZP: «Más alegría habrá en el Cielo por un solo pecador arrepentido que por noventa justos llegados a él»

Por imperativo de la casualidad o la causalidad, leo hace poco en Y si habla mal de España… es español, del mismo Sánchez Dragó, un entrecomillado de Clive Staples Lewis que dice lo siguiente: «De todas las tiranías, ninguna más opresora que la ejercida por el bien de sus víctimas. Más vale vivir bajo barones rapaces que estar sometidos a la autoridad de metomentodos morales y omnipotentes. La crueldad del gobernante rapaz puede dormir a veces y su concupiscencia estar momentáneamente saciada, pero quienes nos torturan por nuestro propio bien lo hacen sin cejar nunca en su trajín, pues cuentan para ello, en todo momento, con el permiso y la aprobación de la voz de su conciencia». Me quito el cráneo.

Y ahora, a seguir entregando 285.000 euros para la gestión del bosque de pistacho de Afganistán por el bien del mundo y ver cómo crece la hierba mientras alcanza el Nirvana a la sombra del árbol Bodi.

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