domingo, 31 de diciembre de 2006

Y VOLVER A EMPEZAR...


La vuelta a las armas de ETA tiene parangón en la historia con la famosa Hidra de Hércules, a la que le renacían las cabezas una vez cortadas.

Hace pocas horas, "nuestro" presidente se ufanaba de tener una posición privilegiada en cuanto a materia de terrorismo se refiere respecto a años anteriores, y que, sin lugar a dudas, mejoraría infinítamente en algo así como un año. Bueno, dentro de un año no sabemos; pero sí hemos podido saber y sentir que, en tan sólo horas, las cosas iban a estar bastante peor, cayendo así las hueras palabras de nuestro Mesías por el sumidero ¿Casualidad?

Lo cierto es que se olía a leguas que algo como el atentado de Barajas era cuestión de muy poco tiempo. Incluso sabemos que Jesús de Polanco -Ave Caesar...- dio no hace mucho un toque de espuelas a Rubalcaba, a sabiendas de que estaban sobrepasando la línea de lo admisible. Y es que el jaez ideológico que ha llevado a hombros Zapatero de "sólo podemos ir a mejor", junto al esfuerzo inane realizado, aliñado con sus virtudes de orador gerundiano...sólo podía deshilvanar el desastre. Pero que no nos coja de sorpresa, pues el canto del gallo no hace salir el Sol. La ansiada paz mundial por la que aboga Zapatero es más propia de cantautor ignaro y farragoso que de un primer ministro -o cualquier otra persona con un mínimo de raciocinio-, despreciando así lo delicado de un proceso de cambio político.

El País de las maravillas de nuestra Alicia –como diría Gustavo Bueno en su "Zapatero y el pensamiento Alicia", obra de obligada lectura- o de nuestro Bambi -como diría sin mucho menos acierto Alfonso Guerra- estaba predestinado a caer en picado, pues el famoso mundo de los espejos no existe ni existirá. La realidad es mucho más compleja y borrosa. No basta con las buenas intenciones: cuenta la provocación, el desdén, la desidia, la inocencia angelical, el candor... Todo éste gatuperio de contradicciones obliga a coger asuntos de esta calaña con pinzas, medir cada paso –como quien atraviesa un campo de minas- y no cometer el pecado de la credulidad. Por ello y más, el recadito de ETA no puede cogernos con las manos en frío. Se olvidaron nuestros representantes políticos -llamémosles Gobierno- de la circunspección y la responsabilidad. Así, por tanto, quedan desnudos y exangües a expensas de algo mejor. Veamos por donde salen los tiros de la demagogia ahora...

Lo cierto es que las aguas vuelven a su cauce; pero es lo que ocurre cuando asuntos tan importantes se juegan a la taba.

¿Elecciones el 2008 decían?

sábado, 30 de diciembre de 2006

¿MEMORIA HISTÓRICA? REVISIONISMO HISTÓRICO



"Renuncie todo el mundo a la revolución pacífica, que es una utopía; bendita la guerra".
De esta manera tan marcial hablaba Largo Caballero allá por el 34 en la revista El socialista, justo antes del Golpe de Estado del PSOE. Sin embargo, tanto Caballero como Indalecio Prieto siguen teniendo su propia estatua en el Paseo de la Castellana. Azaña, por su parte, decía que la República tenía derecho a ser respetada, y si no fuese respetada, el Gobierno la haría temer.

Podríamos citar un sinfín más de declaraciones de intenciones violentas y represivas de lo que terminaría siendo el intento de formalización de la dictadura del proletariado; nada que ver con la fuerza de la cultura de la que alardean los viejos y nuevos defensores del republicanismo, tanto socialistas como comunistas.

Así, setenta y cinco años después de la proclamación de la II República, se debate la aprobación de una Ley por la Memoria Histórica, que más bien podía llamarse Revisión Histórica; porque no es más que eso: una forma de rescribir la historia mediante las ciclópeas patrañas naturales de la raigambre izquierdista. Se trata de una maniobra maniquea empecinada en verter kilos de hormigón armado sobre el franquismo dejado atrás, para erigir una áurea columnata al nombre de la República, esa que tantos bienes aportó a España.

Pretenden vendernos -como si fuéramos uno de esos "tontos útiles", como decía Lenin a sus congéneres ideológicos- el cuento chino de que la República fue el gran salto a la democracia actual,¡újele!. Según Rodríguez Zapatero, la República llegó a España de un modo pacífico, tras unas elecciones democráticas. El rey abdicó y el gobierno sólo tuvo que recoger a la nueva criatura, abandonada en la calle. Así, España se acostó monárquica y se levantó republicana, hasta que un tal Francisco Franco rompió el dulce sortilegio en el que se hallaba sumergida, abriendo de esta manera un paréntesis infernal que no se cerró hasta la supuesta transición, en la que tomamos de nuevo las riendas de la democracia.

Naturalmente, una ley de esta calaña no hará sino alimentar la ignorancia y el engaño al que someten constantemente a un conjunto de estudiantes incubados por y para el socialismo. ¿Recordamos qué multimillonario ex-franquista y pasado al felipismo imprime los libros de texto que sirven de modelos de la historia en nuestros colegios e institutos? No es preciso.

Al margen del vesánico programa de revancha llevado a cabo por el PSOE, la realidad tiene otro color bien distinto –Dios me libre de defender al franquismo; pero mucho menos al republicanismo-. Se olvidan de darnos algunos datos que podrían resultar importantes para la objetividad; porque si la verdad nos hará libres, la verdad deberemos buscar.

¿Qué tal si empezamos por los 8.354 fusilados en Paracuellos del Jarama por los esbirros rojos y ordenados por un Santiago Carrillo que nunca fue juzgado? Este dato no sale de la manga derechista como muchos dicen, sino que están perfectamente recogidos en el Archivero-Histórico de la Real Academia de la Historia. ¿O si hablamos de las checas de Madrid y Barcelona? ¿Y la quema de Iglesias y conventos? ¿Y los pozos, los buques-prisión y sus torturas, los fusilamientos en medio de la calle a monjas por ser monjas, a curas por ser curas, a estudiantes que creían de derecha por estudiantes que creían de derecha…? También hay que destacar la arbitrariedad de los fusilamientos republicanos, normal si pensamos en las manos que cayeron los fusiles de la bandera tricolor: sí, esos que al finalizar la guerra recibieron a los Nacionales entre aplausos.

Y es que claro, la República de 1931 no fue una Caperucita Roja que llevaba comida a su abuelita; porque la República se puso la "caperuza" de un modo bastante antidemocrático -partiendo de la base de que el número de votos monárquicos fue superior-, y añadimos a esto que el poder fue arrebatqado a ilegítimamente. ¿Es acaso esta la luz de la democracia que -según el PSOE actual- hay que recuperar a tarascadas?

En fin, la enjundia de todo esto no es el hecho de levantar pústulas, sino trasladar el centro de gravedad a su lugar natural, no hacia la derecha ni la izquierda como están haciendo ahora que tienen el timón en sus manos; porque si hay algo intolerable y despreciable en un Gobierno democrático, eso es la mentira desmedida y destinada a reavivar viejas imprecaciones, así como alimentar la voracidad de una España cainita que ha encontrado caja de resonancia en el actual gobierno: la dictadura silenciosa

viernes, 8 de diciembre de 2006

VIENTOS FASCISTAS



Parece que tenemos motivos de sobra para sentirnos más españoles que nunca. Nuestra ministra Salgado demostró querernos con amor de madre y decidió plantarle cara –y qué cara- nada más y nada menos que al mismísimo capitalismo norteamericano en pos de nuestra delicada salud. Y es que claro, se pensarían estos irreverentes y aviesos liberales que España es el monte Blocksberg…¡Qué desatino! Aunque, a decir verdad y poniéndome serio, tampoco es que quedara muy satisfecho con esta actitud tan defensiva –o nada- ya que desprende un ligero tufillo a fascismo que asusta; y para más inri, llegándonos por la banda izquiera.

Hablo –naturalmente- de la penosa trapisonda de exigir a la multinacional Burger King que finalice la publicidad de la hamburguesa XXL, ésa que tantos males traerá a nuestra sociedad y que tantos gastos supondrá a la Seguridad Social.

¡Si es que a la fuerza ahorcan!. De modo que un ciudadano cualquiera –uno de esos que llenan las arcas del Estado con sus impuestos, por ejemplo- no puede tener la capacidad de elegir lo que hace con su propio cuerpo o lo que mete en él. Entonces, siguiendo con esta inteligente dinámica, que obliguen a salir a la calle con paraguas los días en los que las nubes amagan lluvia; que prohíban la venta de cuchillas de afeitar; que obliguen a no verter sobre su cubata –y que sea sólo uno, por favor- más de dos hielos…

Obviamente, no tiene sentido. ¡Cómo si me quiero pegar un tiro en la sien! Cada uno tiene pleno derecho a hacer con su vida lo que le plazca, aun tratándose de comer una apestosa hamburguesa. Y si después tiene que ir a urgencias por ello –cosa que no sucedería- pues que vaya, que para eso tenemos una sanidad pública; si no, que la privaticen y así matamos dos pájaros de un tiro: ineficiencia y gastos públicos.

O todos o ninguno, porque es evidente que males peores se toleran en este país, y muchos de ellos viniendo de manos sanitarias inclusive.

El verdadero fondo de la cuestión es otro bien distinto, aunque resulte ser lo de siempre: se trata de la aguerrida postura de luchar, a cualquier precio, contra el capitalismo yanqui y la imperatividad de sus estúpidos patrones económicos y sociales. ¿Por qué razón no luchan contra nuestra querida Azucarera Española que tantos males causa? Diabetes, hipoglucemia, hiperactividad, esquizofrenia y un sinfín de lo que se conoce como enfermedades de la civilización, vienen directa o indirectamente del uso del azúcar refinado. ¿O por qué no luchan contra la desmedida prescripción de los famosos psicofármacos? Sencillamente, porque el campo de batalla no los admite…

Así, medidas impositivas de esta calaña no hacen más que adornar como un ramo de camelias en el recibidor del zaguán y alimentar las ansias de pragmatismo de un sector que cree en la intervención del Estado hasta el punto de desear que se siente a comer amistosamente en nuestra mesa

En fin, uno más de los tantos oprobios a los que nos somete y nos tiene acostumbrado nuestro altanero gobierno -el más fanatista que hemos tenido en muchos años-. Suma y sigue, suma y sigue…

lunes, 4 de diciembre de 2006

¿LIBERTAD?



Hoy, más que nunca, escuchamos en cada rincón de nuestras vidas la palabra libertad: en un encuentro político, en una canción, en los ecos de un artículo de prensa, en la réplica a un mísero reproche, en un anuncio publicitario… Sin embargo, esa libertad a la que nos tienen acostumbrados no es más que un insidioso eufemismo; una divergencia semántica; una de las muchas patrañas fecundadas por el tejemaneje izquierdista –en general- .
Dice la voz popular que la libertad no es sólo un derecho, sino una obligación; tiñe de sabiduría y autonomía al individuo. Pero, paradójicamente, todo este entramado liberalesco que nos rodea se convierte en ceniza una vez que tocamos con las yemas de la lucidez el intríngulis de la propia realidad sobre la que se desenvuelve.

De esta manera, todos esos que se llenan la boca preconizando la libertad, son los que, en contra de lo que alardean, acaban convirtiéndose en esclavos sempiternos de sus artificiosas vidas, deseos y entorno. No hay más que abrir los ojos… Todos por igual acuden a la píldora mágica cuando no concilian el sueño; todos por igual vuelven a anhelar el amor conyugal recién quemada una relación; todos por igual repiten sus pasos pasados y sus deseos futuros; todos por igual mantienen sus ideales políticos desde la cuna a la tumba; todos por igual se condenan a mantener los mismos hábitos alimenticios; todos por igual se resignan a vivir con un mismo sueldo toda la vida…Todos, por igual. ¿Es acaso eso libertad? Respondan con la mano en el corazón.

Aceptamos el condicionamiento como si fuese nuestro lazarillo, para que lleve toda una vida -la nuestra- al terreno de la acción y reacción repetida. Ahora bien, si pensamos que somos libres porque cambiamos de amistades en función del momento, o porque decidimos el blanco o el negro, o porque ingresamos nuestras perras en La Caixa o en el BBVA, o porque trabajamos en lo que siempre hemos querido…nos daremos de frente contra el muro. Así de sencillo. Tendemos a relacionar libertad con elección u opción (libertad de o libertad para ). Y claro está que no es lo mismo valor que precio. No se confundan.

Así, únicamente puede hablar de libertad quien recorre los laberintos de la conciencia para deshacer las ataduras que el pasado y el deseo dejan a su paso, dedicando toda su firme atención en el instante; el aquí y el ahora, verdadero vórtice creativo de nuestras vidas.

Por lo tanto, aquel que en nombre de la libertad amarra las cuerdas de su pensamiento a los pilares del deseo -que es bien distinto de sueño-, cae en la peligrosa trampa del sufrimiento, la frustación, la rabia, la ofuscación y la desdicha.

Leyendo una interpretación de la Bhagavad-Gita (1) decía el maestro védico y autor: ‘’uno no debe ser considerado un ser humano perfecto a menos que despierte a la posición de examinar su sufrimiento. Lo humano comienza cuando esta clase de interrogación se despierta en la mente; […] tal estudiante era Arjuna’’

Sólo la búsqueda incesante y minuciosa de la verdadera libertad interior -entendida como desprogramación; quebrantamiento del vaivén de ideas envenenadas y deseos por alcanzar...- romperá en millones de pedazos la marrullería mundana que nos hace creer martillo siendo yunque.



(1):’El Bhagavad-Gita, Tal como es’’. A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada. Ed. Editor, 1975